26 de febrero de 2011

No lo se...


Caminando por una senda de roca, va ella acariciando su muñeca,
temblando de frio y con una ligera seda en su cabeza,
el color de sus labios era negro ligeramente coloreado por un pequeño ardor en su boca.

Mientras observaba su caminar, letamente, me fije que en su cuello figuraba un pedazo de metal el cual solo brillaba con la luz de la luna. Me acerque y la mire y el murmullo de sus dientes me estremecia los oidos y acariciaba mi cerebro de manera brusca y siniestra.

Mientras trataba de explicarme que le sucedia, y trataba de relacionar alguna palabra o sollozo con ella, se me entumia el cuerpo y la espalda se ponia rigida. Derrepente me miro fijamente a los ojos y me dijo: -Lo que buscas no esta aca, esta cerca de la acera, en el drenaje.- Y con un grito desesperado desaparecio en una estela de humo en la calle 35 oeste.

Luego empece a sentir escalosfrios en todo mi cuerpo y se me empezo a secar la lengua, se entumecieron mis labios y sangre brotaba como agua de un rio por mi nariz. Se cayeron mis ojos, las uñas crecian y crecian y mi pelo se caia el son de las campanas de la iglesia. Hasta que pararon, y mi cuerpo se normalizo, menos mis dientes. Cuando empezo a salir mi lengua como serpiente, mi esposa me despierta con un calido beso en la boca :- ¿Amor porque gritabas? -......

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